*Afirmó Daniela Jara, directora de la Escuela de Sociología de la UV, en celebración de los veinte años de la unidad académica.
Con una revisión de su historia y una visión del deber ser de la disciplina en la sociedad actual, tomando en cuenta la memoria reciente de nuestro país, la Escuela de Sociología de la Universidad de Valparaíso celebró sus veinte años de existencia, en una ceremonia que incluyó intervenciones de los estamentos docente, estudiantil y funcionario, además de arte y reflexión académica.
El acto tuvo lugar este martes 29 en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales (Facso), al que pertenece la unidad académica. Fue presidido por el rector de la UV, Osvaldo Corrales, quien estuvo acompañado por el prorrector, Christian Corvalán; el decano de la Facso, Juan Sandoval, y la directora de la Escuela de Sociología, Daniela Jara. Les acompañó Marcos Roitman Rosenmann, académico, sociólogo, analista político y ensayista chileno español, quien en la ocasión dictó la conferencia magistral “El devenir de la sociología en América Latina tras el golpe de Estado de 1973. Continuidades y rupturas”.
Hicieron uso de la palabra el decano Juan Sandoval; la directora Daniela Jara; la profesora Alessandra Olivi, en representación de las y los académicos de la Escuela; el estudiante Vicente Pérez, de quinto año, en representación del estudiantado; el encargado de prácticas profesionales de la carrera, exalumno Nikolai Borella, en representación de los funcionarios y funcionarias, y el rector Osvaldo Corrales.
En la oportunidad, el rector Corrales valoró el hito de celebración del vigésimo aniversario de la Escuela de Sociología por cuanto se trató de un rito necesario para la Universidad, que promueve el encuentro y la reflexión abierta, desde el espacio de la educación pública y estatal.
La ceremonia consideró dos momentos de arte: la emotiva interpretación de “Luchín” y “Te recuerdo Amanda”, de Víctor Jara, y “Arriba en la cordillera”, de Patricio Manns, a cargo de la Agrupación Musical de Cámara de la Universidad de Valparaíso, y la participación del profesor Francisco Sazo, académico de la casa de estudios y vocalista del afamado grupo Congreso, quien además de saludar el aniversario de la Escuela, interpretó la canción “En todas las esquinas”.
Posteriormente, tuvo lugar la conferencia magistral de Marcos Roitman Rosenmann, tras la cual los asistentes se trasladaron a la Escuela de Sociología, en subida El Litre, para rendir un breve homenaje al profesor Juan Orellana, uno de sus fundadores.
Seguir batallando
Tras su conferencia, el invitado Marcos Roitman se refirió a la importancia de haber sido invitado a la celebración de los veinte años de la Escuela de Sociología en una universidad pública, estatal y regional, señalando: “Primero, que la Sociología chilena está viva a pesar de quienes la dan por muerta. La Sociología chilena envejeció mal, los sociólogos chilenos muchos de ellos padecen Alzhemier o demencia senil. Pero yo creo que ver a los jóvenes interesados en la discusión y en el debate y entender un poco las dinámicas sobre las cuales se ha ido desarrollando el pensamiento latinoamericano, para mí es un orgullo y un placer”.
Enfatizó que “creo que hay que seguir batallando, porque de lo contrario le dejamos la Sociología al poder, y la Sociología y el poder calzan mal, porque la Sociología es fundamentalmente una crítica al poder. Y las universidades públicas están —entre otras cosas— para decirle al poder y denunciar lo que hace, y la responsabilidad de lo que significa tomar sus decisiones”.
Consolidada y a la vanguardia
La directora de la Escuela, Daniela Jara, expresó por su parte: “Como quedó demostrado en esta ceremonia, después de veinte años podemos decir que se trata de una Escuela consolidada, que ya tiene varias generaciones de sociólogos titulados, y que además ha podido experimentar un proceso de desarrollo, de creación, de mirar al futuro, de tener una visión sobre cómo debe ser la formación de la disciplina”.
Agregó que “estamos en un momento en que todo el proceso de trabajo curricular que hemos hecho se ha traducido en que somos una carrera que hoy día va a la vanguardia en cómo estamos entendiendo la educación, cómo estamos incorporando cuatro prácticas tempranas, lo que nos pone en la vanguardia de la sociología aplicada. (…) Lo que más me interesa —y creo que es lo más importante de esta ceremonia— es resaltar y visualizar qué significa hacer Sociología desde una universidad del Estado. Creo que eso es algo que estuvo muy presente en la ceremonia y que tiene que ver con la particularidad y los desafíos que tiene la educación pública en el Chile contemporáneo”.
En su intervención, la doctora Daniela Jara destacó que “hoy tenemos muchas razones para celebrar y también para conmemorar procesos históricos que están relacionados con nuestra historia institucional y política. Hace más de veinte años, un grupo de personas logró la causa por la que venían trabajando y tejiendo conversaciones: que la Universidad de Valparaíso pudiera abrir una carrera de Sociología. (…) Por una parte se trataba de reabrir una disciplina que había sido violentamente silenciada durante la dictadura; sus procesos de producción intelectual, formación y transmisión se habían interrumpido y hasta cierto punto estigmatizado. Esta reapertura venía también a fortalecer lo que debía significar la universidad pública en contexto de democracia, y a generar diálogos entre las ciencias sociales y las humanidades. Por último, también sugiero leer otro gesto, uno de memoria de la Universidad de Valparaíso, y que es desandar el camino autoritario y buscar sus orígenes en una tradición más amplia universitaria que tiene una historia de todo el siglo veinte”.
Añadió: “Hoy estamos en una fase de despliegue y afirmación. Los problemas de nuestra Escuela son en su mayoría los desafíos que tiene Chile en su política educativa: cómo financiar la educación pública, cómo generar políticas de sustentabilidad que nos permitan articular la relación entre acceso y calidad, cómo enfrentar las brechas educativas que tiene nuestro país, cómo construimos un nuevo trato con las universidades del Estado y sus trabajadores. Y al mismo tiempo, el desafío siempre exigente respecto de la empleabilidad: cómo logramos impactar significativamente las trayectorias de nuestros estudiantes para que puedan ofrecer competencias y habilidades en los espacios organizativos e institucionales, cómo logramos repensar nuestro oficio y actualizarlo a los desafíos del siglo 21”.
La directora cerró su intervención señalando: “Considero que estamos en un lugar afortunado. Nuestra historia está ligada a la historia del país, y nuestros desafíos son los del sueño de una sociedad más justa, ciudadanías más plenas y activas, e instituciones más sólidas”.
Fotos: Denis Isla