Facso conmemora Golpe de Estado con un conversatorio sobre el aporte de las ciencias sociales a los trabajos de la memoria
Con un conversatorio sobre la importancia y los aportes que han tenido y tienen los trabajos de la memoria que surgen desde su ámbito disciplinario, la comunidad docente y estudiantil de la Facultad de Ciencias Sociales (Facso) de la Universidad de Valparaíso conmemoró los cincuenta años del Golpe de Estado.
El encuentro tuvo lugar en el auditorio de la sede Hontaneda y consideró las intervenciones de la académica de la Escuela de Psicología y directora del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos (CEI-CPMDH), Ximena Faúndez; de la profesora de la Escuela de Sociología y vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales, María Angélica Cruz, y de la académica de la Escuela de Trabajo Social, Patricia Castañeda. También participó, en calidad de moderadora, la profesora Mónica Iglesias.
Previo a las exposiciones hizo uso de la palabra el decano Juan Sandoval, quien en la ocasión argumentó que este tipo de convocatorias implica un deber ético para la academia, por representar un ejercicio de análisis y reflexión que calificó de “necesario y obligatorio frente a un acontecimiento condenable”, no sólo por las consecuencias inmediatas y permanentes que tuvo para la vida de miles de chilenas y chilenos, sino, también, por los efectos que a lo largo de los años ha generado al país.
Al respecto, Sandoval precisó que además de ser un hecho ominoso en el plano de los Derechos Humanos, el Golpe de Estado y la dictadura en la que este desembocó, adquirió una dimensión productiva, en el sentido de que le dio una nueva forma a Chile al imponer, al producir, un proyecto político y cultural cuya influencia se sigue sintiendo hasta hoy en nuestra sociedad.
Por lo anterior, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UV valoró positivamente la posibilidad de abrir espacios de diálogo e intercambio de ideas destinados a evaluar el impacto psicológico, social, cultural y político del período histórico comprendido entre 1973 y 1990, desde una mirada que al mismo tiempo recoge las conclusiones de decenas de estudios e investigaciones realizadas durante ese período y durante los treinta años siguientes.
Repercusiones para la disciplina
El conversatorio se inició con la presentación de la doctora en Psicología y directora del CEI-CPMDH, Ximena Faúndez, quien en primer término realizó un recuento de las principales acciones acontecidas el 11 de septiembre de 1973 y en los días y años posteriores, reparando especialmente en la realidad que vivieron las universidades.
La docente de la Escuela de Psicología de la UV sostuvo que ese proceder fue particularmente efectivo y notorio en los ámbitos de las humanidades, las artes y las ciencias sociales en general, que se vieron afectados por el cierre de prácticamente todas las carreras, escuelas y facultades existentes, junto con la desaparición y el encarcelamiento de decenas de académicos e investigadores y la expulsión de otros tantos. Asimismo, dio cuenta de la censura que la dictadura impuso a esos planteles, los que se vieron imposibilitados —muchas veces— de acompañar a los afectados y de las medidas que, en paralelo, las autoridades de entonces adoptaron en contra de los colegios profesionales, que en algunos casos simplemente fueron disueltos.
En medio de ese escenario, Ximena Faúndez destacó el hecho de que no fueron pocos los académicos que optaron por ocuparse en producir conocimiento fuera de las universidades, mediante la constitución de equipos interdisciplinarios y de carácter colaborativo, lo cual dio origen a una línea de trabajo posterior que ella en particular ha promovido en la Universidad de Valparaíso, a través de estudios sobre las memorias intergeneracionales del pasado reciente, la transmisión transgeneracional del trauma psicosocial, el trauma histórico y las políticas de memoria y reparación.
Saber trasmitir
El encuentro prosiguió con la exposición de la doctora en Sociología y vicedecana de la Facultad de Ciencia Sociales de la UV, María Angélica Cruz, quien por su parte planteó que la memoria ha ido adquiriendo una estatura tal que, en la actualidad, es considerada un campo de investigación en sí que gira en torno al concepto de la transmisión.
En ese entendido, la académica de la Escuela de Sociología dijo que el desafío mayor en esta área es determinar bien qué y para qué trasmitir, a quiénes hay que transmitir y cómo hacerlo. Para ello, acotó, es fundamental comprender que la memoria va más allá del individuo y, por tanto, corresponde más hablar de esta en plural.
“Las memorias son siempre sociales, involucran a distintos grupos y, por tanto, no pertenecen estrictamente a nadie en exclusivo. Tienen que ver con fechas, con lugares, con situaciones y momentos que —en definitiva— hacen que la memoria sea algo público”, dijo.
María Angélica Cruz enfatizó que la transmisión es un proceso dialógico, ya que no sólo implica que las antiguas generaciones traspasen sus vivencias y recuerdos a las nuevas generaciones, sino que estas, en cuanto memorias, puedan surgir también de las preguntas y respuestas que cualquiera formule sobre lo ocurrido.
Siguiendo esa misma línea, la socióloga advirtió que hay trabajo pendiente en esta materia, toda vez que en lo que respecta al período histórico 1973-1990 lo que se ha trasmitido han sido, esencialmente, objetivaciones sobre las violaciones a los Derechos Humanos, pero muchos otros hechos permanecen un tanto silenciados.
Evocación desde lo sonoro
La exposición final del conversatorio sobre trabajos de la memoria estuvo a cargo de la trabajadora social y doctora en Ciencias de la Educación, Patricia Castañeda, la que en alusión a lo comentado por quienes la antecedieron en el uso de la palabra relevó que su disciplina fue una de las más “dolorosamente intervenidas” a partir del Golpe de Estado y durante toda la dictadura.
La docente de la Escuela de Trabajo Social de la UV se refirió a la memoria como una evocación que surge de la naturaleza social de cada sujeto, cuyas particularidades adquieren una especial dimensión en las personas jóvenes, a través de expresiones artísticas y también sonoras, como la música, las que durante los años mencionados adquirieron gran fuerza en el contexto de violencia política y represión que vivió el país.
Esto lo ejemplificó mediante una presentación audiovisual que incluyó mensajes radiales y canciones interpretadas por cantautores, agrupaciones folklóricas y reconocidas bandas de rock nacionales.
El conversatorio concluyó con un diálogo que las expositores sostuvieron con las y los docentes y estudiantes que asistieron al encuentro.