Investigadoras de cultura política, memoria y Derechos Humanos reflexionan sobre este 8M
*Académicas UV analizan esta conmemoración en contexto de pandemia, post Estallido y previo a la Convención Constituyente.
“En la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían libertad, igualdad y fraternidad marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino” (Historia del Día Internacional de la Mujer, Naciones Unidas). En 2021, las mujeres del mundo continúan luchando por sus derechos, lucha que estos días enfrenta una pandemia y en Chile una manifestación social sin precedentes y la pronta elección de una Convención Constitucional.
En ese escenario, académicas e investigadoras pertenecientes al Proyecto Anillo SOC 180007 y al Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre Cultura Política, Memoria y Derechos Humanos reflexionan sobre el 8M 2021.
La doctora en Psicología Ximena Faúndez, directora del Proyecto Anillo SOC y directora del referido centro, cree que es fundamental valorar y reconocer el trabajo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Indica: “El llamado Estallido Social iniciado por los/as estudiantes secundarios/as chilenos/as en octubre de 2019 generó una oportunidad para el re-conocimiento de la alteridad y en especial del/la otro/a subalterno/a oprimido/a. La protesta social masiva mostró, a quienes se negaban a ver, el gran descontento del pueblo con la ideología neoliberal heredada de la dictadura cívico militar y que nos ha conducido a la máxima precarización del Estado y de las políticas públicas en salud, educación y transporte, entre otras. En el Chile de postdictadura todo es materia de lucro y de afán de riqueza. Sin embargo, el pueblo se manifestó con fuerza exigiendo dignidad y justicia social para ‘todes’”.
Añade: “Entre las demandas del pueblo, y con la que más me identifico, se encuentra la demanda por mayor dignidad y derechos para las mujeres. La nueva Constitución Política es una oportunidad para que se instale una cultura política de reconocimiento a las mujeres. Necesitamos políticas públicas que reconozcan el trabajo doméstico no remunerado. Necesitamos políticas de cuidado que permitan distribuir de manera justa la responsabilidad del cuidado de hijos e hijas. Necesitamos políticas públicas de salud sexual y reproductiva. Necesitamos condiciones de vida dignas para las mujeres que optan por la maternidad. Necesitamos que las mujeres tengan más y mejores oportunidades de desarrollo. Necesitamos asegurar la presencia de mujeres/feministas en espacios de poder y en espacios de toma de decisiones que aseguren cambios culturales, políticos y sociales para dar mayor dignidad y derechos a las mujeres, sobre todo a quienes más sufren en el contexto de pandemia. Por eso hoy 8 de marzo de 2021 saludo a las mujeres chilenas e invito a ‘todes’ a abrir más espacios de poder para que las mujeres chilenas decidan y sean referentes para el camino que emprendan las mujeres de las nuevas generaciones”.
Elisabeth Simbürger
Elisabeth Simbürger, académica de la Escuela de Sociología UV, doctora en Sociología por la Universidad de Warwick (Reino Unido), analiza por su parte: “La memoria del 8M del año pasado está muy presente. Una semana antes del cierre de las universidades y colegios a raíz de la pandemia, la marcha del 8M 2020 fue el último encuentro masivo de millones de mujeres en todo Chile, exigiendo aborto libre, el fin de la violencia policial contra la mujer y el fin de los femicidios, maltratos y acosos sexuales, para nombrar algunas demandas. También aparecieron los primeros afiches sobre el Covid-19 en las marchas del 8M, como por ejemplo ‘No te mata el Covid, te mata el machismo’”.
Prosigue la académica: “Si bien el virus no distingue entre géneros y afecta a todos ‒ estando las personas con pocos ingresos y en pobreza triplemente en peligro por no poder recurrir a un buen servicio médico‒, hoy, tras un año de pandemia, se confirma el mensaje de las feministas a partir de la evidencia sobre el nuevo aumento de feminicidios y de violencia doméstica. El famoso lema de la pandemia ‘quédate en casa’ se transformó en una trampa mortal para muchas mujeres. Y no sólo hay más víctimas de violencia machista y violencia doméstica a nivel físico: las consecuencias de la pandemia se muestran para las mujeres también en un empeoramiento de su salud mental por la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado a raíz de las cuarentenas, adicionalmente a las cargas laborales que tienen”.
Ketty Cazorla
Ketty Cazorla, académica de la Escuela de Trabajo Social, magíster en Salud Pública, continúa el análisis: “La manifestación del 8M 2020 fue multitudinaria, y tuvo un significativo diálogo con las consignas del previo estallido social sucedido el año 2019, siendo las mujeres actrices claves de este proceso de visibilización del malestar social que acumula los efectos de desigualdad que emergen de los casi 50 años de modelo neoliberal presentes en Chile sin interrupción alguna y que, tal como se demandó en la serie de movimientos sociales feministas, genera condiciones de discriminación especialmente en las mujeres y en las diversas dimensiones de su vida social”.
Señala Ketty Cazorla que los sucesos que han marcado la agenda de nuestro país en el último tiempo se acoplan al actual proceso constituyente: “Acá la principal consigna es resistir la tendencia a dejar ‘el asunto mujeres’ como un accesorio de la nueva Constitución y, por el contrario, relevar el derecho a la igualdad salarial y participación política, el reconocimiento al trabajo doméstico y de cuidados, del derecho a una vida sin violencia, entre otros”.
Sin embargo, destaca, no es justo remitirse a los sucesos nacionales recientes de manera exclusiva, ya que los movimientos sociales feministas han sido un continuo histórico. “En este sentido, las diversas corrientes feministas, incluyendo los ciberfeminsimos tan presentes en este modo de vida telemático y pandémico, consignan este 8M como una oportunidad para la continuidad del diálogo y la acción, fusión poderosa para una transformación que permita alejarse de imaginarios homogeneizados de la mujer, ya que lo homogéneo puede rápidamente arriesgarse a ser subsumido. Por el contrario, este y los próximos 8M pudieran ser una oportunidad para plantearnos nuevas preguntas y demandas que nos permitan seguir avanzando no sólo como mujeres en general, sino como mujeres en diversidad”.
Claudia Montero
Claudia Montero, académica del Instituto de Historia y Ciencias Sociales, doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Chile, expresa por su parte: “El 8 de Marzo es una fecha importante porque recuerda que vivimos en un sistema desigual, no sólo en términos económicos, sino que sobre todo en función de nuestras condiciones de género sexual. Y es una fecha que es importante conmemorar porque nos recuerda que, a pesar de todo lo ganado, no hemos superado ni estamos viviendo en situación de tranquilidad para una porción importante de la población”.
Prosigue: “En el momento actual, creo que además es importante porque estamos viviendo una etapa de cambio social, tanto a nivel global como a nivel particular. A la vez, la pandemia ha venido a mostrar aún más crudamente una serie de fenómenos que se han dado al interior de las familias, de las vidas de las personas y de los trabajos, donde mujeres y disidencias hemos resultado más perjudicadas”.
“Todo esto implica ‒sigue Claudia Montero‒ que tenemos que seguir mostrando la fuerza de la masividad de este reclamo, esta demanda que tenemos mujeres y disidencias en contra de un sistema patriarcal desigual. Aquí creo que hay que tener mucho, mucho cuidado, porque no nos podemos quedar en el slogan: necesitamos hacer un esfuerzo como movimiento y como personas individuales en conocer profundamente cuáles son las bases de esta demanda y de este reclamo que es histórico. Creo que la invitación es a no quedarse en los slogans, a no quedarse en los memes o en las viñetas para Instagram, sino ir más profundamente, para que ese cambio que estamos demandando sea real”.
Hillary Hiner
Hillary Hiner, historiadora feminista y doctora en Historia de la Universidad de Chile, hace el siguiente análisis: “Estamos en un contexto muy particular, no solamente por la pandemia, sino también por el estallido social y porque estamos ad portas de las elecciones para la Convención Constitucional, que va a ser la primera convención en el mundo que va a tener paridad de género. Hay muchísimas candidatas, un buen porcentaje de las cuales se declaran abiertamente feministas, tanto independientes como de partidos”.
“Creo que algo del 25 de octubre del 2020 todavía nos queda, que es esta sensación del ochenta por ciento, de haber arrasado, y eso nos lleva a tener la esperanza intacta este 8 de Marzo. Creo que estamos con miedo, con dudas sobre cómo es este futuro que se nos abre respecto a la Convención Constitucional, pero a la vez viendo que hay candidaturas feministas muy fuertes, que tienen bastantes posibilidades de entrar en ese espacio. Pienso que también con un movimiento que sigue fuerte, aunque quizá no tan visible en las calles como antes, debido a la pandemia”.
“Como historiadora reconozco que me fascina todo lo que está ocurriendo; me gusta mucho leer a mis compañeras, tanto académicas como activistas feministas, porque creo que estamos en un momento muy fecundo, en términos de ir pensando muchas temáticas feministas que han sido de larga data, pero que ahora, por lo menos en Chile, se está dando esta oportunidad para abordar el tema de forma bien importante y bien integral. Creo que eso es lo que nos ha aportado este tiempo pandémico”.
Alejandra Zúñiga
La abogada Alejandra Zúñiga, doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, se aboca al tema constituyente, indicando: “Yo soy optimista en lo que puede ocurrir con una Constitución paritaria, para que se garantice el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres y el Estado promueva la realización efectiva y real de la igualdad de derechos, impulsando la eliminación de las desventajas históricas. Esto exige promover la igualdad de derechos y obligaciones entre mujeres y hombres dentro de la familia, en relación con las tareas domésticas y el cuidado de los hijos. La acción permanente del Estado debe instar a la modificación de los patrones socioculturales de conducta que mantienen estereotipos, prejuicios y prácticas basadas en la idea de inferioridad o superioridad de alguno de los sexos”.
Subraya que, a su juicio, “la nueva Constitución debiera asegurar derechos sexuales y reproductivos a todas las personas. El derecho a decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de los hijos, de vivir una sexualidad sana, sin riesgos para la salud y de tener la información, educación y medios para hacerlo. La Constitución debe garantizar que ninguna mujer sea puesta en peligro por causa de su embarazo o parto, así como que ninguna mujer sea objeto de prácticas como el embarazo forzado, la esterilización o el aborto forzado. Se debe garantizar la interrupción voluntaria del embarazo en las condiciones que disponga la ley. Finalmente, se debiera asegurar el derecho a una vida libre de violencia física, psicológica, moral y sexual, tanto en el ámbito público como privado. El Estado debiera adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar toda forma de violencia de género, en especial la ejercida contra las mujeres y niñas; idénticas medidas se debieran tomar contra la violencia, la esclavitud y la explotación sexual”.
María Angélica Cruz
María Angélica Cruz, doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, ante la consulta de si es optimista o pesimista en este 8M, responde: “Yo me posiciono desde una mezcla de esas dos proyecciones. Soy pesimista respecto de cómo la pandemia seguirá impactando más a las mujeres y las diferentes posiciones de género que no encajan en la masculinidad hegemónica, por lo que ya hemos visto: aumento de la violencia doméstica, mayor desempleo femenino, deserción escolar que dejará más niñes sin escolarización, mayor sobrecarga en el trabajo de los cuidados, problemas de salud mental que ya son más altos para las mujeres, entre muchas otras situaciones que han agravado la desigualdad de género en todo el mundo y también en Chile”.
Pero además, prosigue, “en nuestra sociedad, frente a la incertidumbre, la pandemia y la cesantía, hemos visto, al menos en los medios y redes sociales, la intensificación de discursos altamente odiosos y discriminadores hacia los extranjeres, hacia quienes se manifiestan, hacia las personas mapuches, hacia les jóvenes. Como la desigualdad de género es interseccional, afecta más a las mujeres y posiciones femeninas que viven dobles y triples violencias, donde se cruzan género, racialización, clase, edades, nacionalidades, entre otras”.
“Sin embargo, también soy optimista, porque en Chile, tras el Estallido, se han activado diferentes formas de activismo, trabajos colaborativos y compromisos ciudadanos empujados en gran parte por mujeres y disidencias sexuales, por ejemplo, las ollas comunes, los cabildos, las marchas, los conversatorios virtuales... Todo eso me llena de esperanzas con respecto al proceso constituyente que estamos viviendo. Tendremos la primera asamblea constituyente paritaria y tendremos una gran oportunidad para concretar parte de los cambios que por años el movimiento feminista ha venido empujando. Las investigadoras, profesoras y académicas feministas hemos sido parte de ese movimiento y yo estoy orgullosa de ello”.
Carla Cubillos
También se declara positiva Carla Cubillos, doctora en Trabajo por la Universidad Complutense de Madrid: “Soy bastante optimista, pese a que nos encontramos en un tiempo de inmensa incertidumbre ante el futuro, tanto por la pandemia como por el desarrollo exitoso de este proceso constituyente hace poco iniciado, que sin duda dependerá mucho de los resultados de las elecciones de abril. Quizá el único temor o sentimiento pesimista lo tengo respecto del día de la manifestación del 8M, pues me temo que habrá mayor represión policial, la cual en los últimos meses ha ido en ascenso, amparada en la total impunidad”.
Más en perspectiva hacia el futuro, añade: “Creo que la pandemia nos ha enseñado muchísimo y confío en que todo ello se incorpore al debate constituyente, junto con las demandas de justicia social y dignidad emanadas del Estallido Social, cuestiones que no eran nuevas, ya estaban en el ojo público, pero que brotaron con más fuerza con el Estallido. Además, hay muchas problemáticas que se han hecho más evidentes en el contexto de la pandemia. Desde que se inició esta crisis sanitaria ‒y ahora hablo a escala global‒, se ha hecho evidente la necesidad de un cambio urgente del modelo social, político y económico hegemónico que ha afectado gravemente al planeta y con ello a las especies que lo habitamos. Y, desde luego, con la pandemia se han evidenciado más las desigualdades sociales. Por lo tanto, se ha hecho más evidente la necesidad de un cambio de las dinámicas actuales: de las prácticas extractivistas, de los modelos de trabajo, de ciertas políticas sociales, de los aprendizajes, de las relaciones sociales…”
En suma, concluye, “ambos hitos (pandemia y estallido) han reposicionado en el debate público todas aquellas cuestiones que desde los feminismos ya se venían problematizando desde hace muchos años. Por lo tanto, han allanado el camino para incidir en la agenda feminista. Es un escenario propicio para interpelar por los cambios radicales que venimos exigiendo, para visibilizar las injusticias naturalizadas que hemos sufrido históricamente, para positivar nuestros derechos en la nueva Constitución y los derechos de todas las personas y pueblos que se han excluido del modelo patriarcal, colonial, clasista, racista, neoliberal… Sin duda, todo este escenario ‒en mi humilde opinión‒ representa una oportunidad”.
Manuela Badilla
A su vez, Manuela Badilla, doctora en Sociología de The New School for Social Research, indica: “Veo este 8M como una continuidad de un ciclo muy importante de movilizaciones en Chile, y en especial de movilizaciones feministas. Con la llegada, hace un año, de la pandemia a Chile, esta fecha es una oportunidad de retomar y reforzar demandas históricas que siguen siendo prioritarias para el país, y que no han dejado de estar en el centro de la contingencia nacional”.
Agrega la investigadora: “La violencia contra las mujeres y las disidencias y la desigualdad de género siguen siendo problemas graves y cotidianos, y este 8M es un evento que sitúa estos problemas en el centro de la agenda pública. Considerando el proceso constituyente, este 8M es, además, un momento para recordar colectivamente los gigantescos abusos que nuestra comunidad política ha sostenido a lo largo de la historia en contra de las mujeres y en especial las luchas feministas que han defendido a las mujeres de la violencia patriarcal y que han recuperado nuestro lugar en la vida pública”.
Dahiana Gamboa
Dahiana Gamboa, magíster en Derechos Humanos por la Universidad de Sussex, señala: “Tiendo a pensar que el Estallido Social marca un antes y un después en la historia chilena, una forma de hacer comunidad y de evaluar la política que no había estado presente, al menos de manera masiva, desde hace ya varias décadas. Nos dimos cuenta de que esta sociedad fragmentada que surge de la dictadura quizás no estaba tan fracturada como pensábamos, que quizás tendemos a pensar o a consensuar en que hay puntos que son indiscutibles respecto a lo que queremos como sociedad. Lo que se traduce básicamente en la demanda por una vida digna y en un repudio al abuso de poder, sea este económico, social, de clase, de género, etcétera”.
“Evidentemente, las condiciones contextuales resultan tremendamente desafiantes a la hora de hablar sobre acción política, sobre todo en términos de movilización. Sin embargo, las posibilidades de explorar la creatividad para manifestarnos ha sido un elemento clave del movimiento feminista. Desde ahí me gusta pensar que tanto mujeres como disidencias hemos buscado nuevas formas de exigir y demandar, ya que quizás las formas convencionales de protesta no han sido del todo satisfactorias. Espero que para este 8M las formas de manifestarse estén acompañadas de ese componente, por lo tanto prefiero mantenerme positiva ante no volver a perder territorios públicos que han sido reclamados gracias a la protesta feminista y a continuar poniendo en la discusión cuestiones claves para vida de mujeres y disidencias”.
8 de marzo, 2021