Skip to main content

Facultad de

Ciencias Sociales

“Adjudicarse este Anillo hace justicia al espacio que corresponde a las investigaciones sobre género”

16 de Noviembre 2022

Comparte esta noticia

*Señala Alejandra Ramm, directora de proyecto Anillo “Descentrando las desigualdades de género”.

Como una acción de justicia hacia las investigaciones sobre género y hacia las investigadoras que por años han sido invisibilizadas, a la vez que como un reconocimiento a las regiones permanentemente desplazadas por el centralismo metropolitano, define la doctora Alejandra Ramm, académica de la Escuela de Sociología de la UV, la adjudicación del proyecto “Descentrando las desigualdades de género”, adjudicado en el Concurso Anillos de Investigación en Áreas Temáticas Específicas 2022, perteneciente a la Subdirección de Centros de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

La propuesta liderada por la académica busca analizar las desigualdades de género con relación a la violencia, el trabajo y la educación superior, a través del estudio de las prácticas regionales y locales en la Región de Valparaíso, con el fin de proponer políticas de igualdad de género que sean innovadoras y pertinentes para las zonas.

Junto a Alejandra Ramm, integran el equipo de trabajo las doctoras Elisabeth Simbürger y Alessandra Olivi, ambas también académicas de la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.

Gesto mínimo

Según expresa Alejandra Ramm, “que el género estuviera en los márgenes es algo que no se condice con la significancia, la centralidad que tiene, siendo una de las estructuras más estables y que se mueve en distintos niveles, desde la esfera más íntima, desde la sexualidad, hasta lo más público, lo político, pasando por lo económico, lo social, etcétera. No se condice que una de las principales estructuras de la desigualdad, de la subordinación de un grupo mayoritario de la población, persistentemente en el tiempo y en las distintas dimensiones de lo social, no ocupara un lugar básico en la investigación en ciencias sociales, de modo que me parece que es un gesto mínimo de justicia. Lo que se debería hacer es que esto se mantuviera en el tiempo”.

Por otro lado, destaca la investigadora la relevancia de descentrar: “Nuestro proyecto pone un énfasis en que las universidades en las que reside no están ubicadas en la Región Metropolitana. La tesis que levantamos es que —como todo en el país— la investigación sobre género ha estado centralizada. Eso qué significa: que el resto del país se aplana, pareciera que Chile fuera igual que en los mapas del atlas escolar, que es de un color y es todo parejo, y esa es una tremenda insuficiencia y simplificación, y por lo mismo invisibilización, de las distintas configuraciones espaciales, culturales, políticas, económicas que adquieren las desigualdades de género a lo largo del país”.

Es por ello que el proyecto propone “utilizar la gran diversidad que tiene la Región de Valparaíso: es insular; tiene toda la cultura portuaria y de playas, que es central en el tema de género; tiene el interior, que es un mundo más rural; tiene ciudades importantes, como Valparaíso y Viña, lo que significa una urbanización significativa, y ciudades intermedias, como San Felipe, Los Andes, Limache, que son todos mundos distintos. Entonces Valparaíso ofrece la posibilidad de estudiar, de dar volumen, de dar la carga simbólica, material y cultural que adquieren las desigualdades de género a lo largo del país”.

Así, apunta la doctora Ramm, “buscamos dar relieve, dar volumen a este mapa de Chile, en términos de establecer ciertos patrones o configuraciones de género que se dan, por ejemplo, en los puertos, con el comercio sexual en que participan mujeres de bajos ingresos, pero también una población transgénero importante, porque eso no sólo se da Valparaíso, también se da en Coquimbo, en Antofagasta, en Talcahuano, por nombrar algunos puertos. Eso ha sido bastante invisibilizado por la investigación de género, que ha estado concentrada en Santiago, que por supuesto no es un puerto. Eso es sólo para dar un ejemplo. Allí es donde pretende avanzar teórica y empíricamente nuestro Anillo”.

Por todo lo expuesto, la académica subraya: “Que se haya puesto género y con un foco en regiones, de nuevo se trata de un acto de justicia, que muestra que no es que no haya investigadoras: hubo muchísimas postulaciones y de muy buena calidad. Entonces, básicamente lo que queda demostrado es que los mecanismos de distribución de las desigualdades han invisibilizado a las investigadoras mujeres —es tremendamente difícil para las investigadoras acceder a fondos de investigación, hay una amplia evidencia empírica consistente de ello—. En lo regional, nos permite mostrar que la investigación y la forma de entender al país no puede estar concentrada en Santiago, lo que es un empobrecimiento brutal para toda la investigación y particularmente para las ciencias sociales”.

Por su parte, la doctora Elisabeth Simbürger, directora alterna del proyecto, destaca otro elemento: “Muchas de nosotras hemos colaborado juntas antes, pero en constelaciones de proyectos precarios, y esto nos permite realmente consolidar nuestro trabajo en conjunto. Pero sobre todo, hacer un gran salto para el tema de estudios de género en la Quinta Región. También el tema del estudio de género desde regiones más general en Chile. Y vinculando todos esos ejes importantes que vamos a investigar: trabajo, educación, comunidades queer LGBT+, etcétera, esas son nuestras líneas importantes, y Valparaíso sin duda es representativo para todo el país”.

Redes

La doctora Alessandra OIivi, investigadora del proyecto, complementa explicando que adjudicarse este año es un reconocimiento “a la red de apoyo que hemos logrado alrededor de la necesidad de investigar la desigualdad de género desde una perspectiva descentralizada”.

Explica: “Tenemos una red de apoyo internacional de ámbito más bien académico, con investigadoras destacadas de Estados Unidos y de España, además de una organización ciberfeminista catalana. A nivel intermedio entre lo internacional y la sociedad civil tenemos el Centro de Latinoamericano para el Desarrollo Rural, el Centro Regional de Innovación para una Agricultura Sostenible, que ponen énfasis justamente en los procesos de transformación de las comunidades rurales. A nivel nacional y local, hemos tenido un importante apoyo por parte de organizaciones de la sociedad civil; está la Comunidad Organizaciones Solidarias, la Fundación para la Superación de la Pobreza, la Fundación Meridiana y dos organizaciones Rapa Nui que trabajan por la defensa de los derechos de los pueblos originarios, poniendo énfasis en los derechos de género. En el sector público, que es lo que nos permite una proyección en el ámbito de la política pública, tenemos el apoyo de la Secretaría Regional de la Mujer y Equidad de Género, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, la Gobernación Regional de Valparaíso y la Oficina de Diversidad Sexual de la Municipalidad de Valparaíso. Por lo tanto, esta red da cuenta de la necesidad instalada, tanto en el sector público como en el de la sociedad civil y en el de la academia, de abordar las cuestiones de desigualdad de género desde una perspectiva más bien descentralizada, una mirada desde la periferia”.

“Esto —prosigue la investigadora— desde luego nos permite proyectarnos de una manera sólida y consolidar algunos de los productos para transferencia de estos sectores que hemos planteado como elementos clave para permear la sociedad civil y los servicios públicos, que son una plataforma regional para la visualización interactiva de la desigualdad de género. Tenemos contemplado el diseño de una aplicación para teléfonos móviles que permita crear un observatorio de lo que pasa a las personas en términos de expresiones materiales simbólicas de la desigualdad de género. Tenemos programada la realización de un festival relacionado con esta perspectiva descentralizadora de los estudios de género, una exposición fotográfica y una instalación sonora. Por lo tanto, además de marcar un hito, tanto en nuestra historia personal como académica, creo que este esfuerzo colaborativo que se ha armado alrededor del proyecto da cuenta de que estamos en un buen camino y de que existe una necesidad instalada desde distintos grupos de la sociedad organizada, académica y pública, de generar un cambio en la manera en que miramos efectivamente los mecanismos asociados a la desigualdad de género”.