Académico de Trabajo Social desarrolla trabajo con personas mayores junto a municipio de Viña del Mar
*Profesor Rodrigo Cabrera está a cargo del proyecto INICI “Personas mayores, uso de tecnologías y soledad en contextos de pandemia”.
“Personas mayores, uso de tecnologías y soledad en contextos de pandemia” es el proyecto de que está desarrollando en conjunto con la comuna de Viña del Mar el profesor Rodrigo Cabrera, académico de la Escuela de Trabajo Social Facso UV. El objetivo de esta investigación consiste en comprender la relación entre los elementos subjetivos y experienciales de la Soledad y el uso de Tecnologías de la Información en personas mayores (PM) de la comuna de Viña del Mar a partir de la pandemia del SARS-CoV-2.
El proyecto fue incluido dentro de un Convenio Específico Estratégico que llevará adelante la Escuela de Trabajo Social, y que entre otras cosas, contempla el desarrollo de esta investigación, asistencia técnica y capacitación, siendo la contraparte el Departamento de Atención de Grupos Prioritarios de la Dideco de la Municipalidad de Viña del Mar.
Rodrigo Cabrera es psicólogo de la Universidad de Valparaíso, doctor en Intervención Psicosocial por la Universidad de Barcelona. Desde hace varios años su trabajo se orienta a las tecnologías de información, específicamente con personas mayores.
“Como gran parte de las medidas que se tomaron por la pandemia tuvieron que ver con el confinamiento, pensamos que los que más iban a sufrir eran las personas mayores, porque eran los que tenían mayor grado de restricción. A ello se suma que hay muchas personas mayores que son pobres, lo que implica pobreza en términos de sus recursos sociales. Por esto, pensamos que hay algunos elementos vinculados a la salud mental que se vinculan a la pandemia y en particular a los niveles de soledad”, explica.
Objetiva y subjetivamente
Añade: “Lo que queremos observar es si efectivamente esta sensación de aislamiento, de soledad, es objetiva, en términos de si realmente las personas mayores solas quedan más aisladas que otro tipo de personas, especialmente por la autonomía y por las restricciones del país. Pero también en términos subjetivos, es decir, si efectivamente se sienten solas. Ahora, no necesariamente tienen que dialogar ambos elementos, porque probablemente si una persona está acompañada por su familia y vive súper cuidada, puede de todas formas sentirse sola, y a la inversa. Es interesante eso porque obviamente nos vincula con cuestiones y criterios que son más globales que la soledad, vinculados principalmente a la salud mental; es decir, podríamos vincularlo con algún tipo de trastorno del ánimo —como una depresión, un trastorno de ansiedad o algo por el estilo—, con el elemento de la soledad o incluso con elementos no observados novedosos en términos de subjetividad”.
Señala el investigador que el primer paso en el proyecto “es romper algunos mitos. El primer mito es que si bien existe una brecha generacional en términos del uso de tecnologías, cerca del noventa por ciento de las personas mayores tiene celular. Pero hay que conocer el uso que le den a ese aparato y el tipo de aparato; no es lo mismo analizar a una persona sobre ochenta años, que probablemente va a tener un aparato que sólo sirve para llamar y recibir llamadas, versus el smartphone, que generalmente tiene más uso en personas más jóvenes. Esto se cruza con el nivel socioeconómico y socioeducacional. Y a partir de estas diferenciaciones, uno puede empezar a observar los niveles de uso, de lo más complejo a lo más básico, siendo el usuario más básico el que sólo llama por teléfono desde un celular”.
Mejor de lo que se pensaba
En este punto es en que el proyecto del profesor Cabrera revela dos elementos de interés en cuanto a la hipótesis de que las personas mayores podían estar más aisladas durante el Covid: “Uno, que parece ser que las personas mayores han resistido mejor la pandemia de lo que uno pudiera pensar, incluso con respecto a los jóvenes, y eso se relaciona —si se quiere— con la mayor sabiduría para enfrentar las situaciones, y porque si bien el aislamiento existe, no es una cosa tan dramática, el cambio de vida de una persona mayor por la pandemia no es tan grande como el de, por ejemplo, un joven”.
Apunta el investigador y psicólogo que “lo otro que es importante señalar, y para no ser tan injusto con los jóvenes, es que la pandemia revela que estos están súper integrados con las nuevas tecnologías, pero para cuestiones recreativas; entonces, cuando les dijimos que tenían que estudiar usando esos medios, no se adaptaron fácilmente. Hay una connotación respecto de la relación que establecen con la tecnología, con el aparato propiamente tal, que tiene un sentido distinto que la persona mayor. Porque probablemente la persona mayor utiliza el teléfono celular para comunicarse, y esa comunicación —y esto es transversal— tiene un elemento básicamente afectivo; en otras palabras, la comunicación mediante aparatos tecnológicos se va a dar con la gente más cercana. A las personas mayores, por ejemplo, que han descubierto la videollamada se les abrió un mundo impensado”.
Subraya que “este tema es interesante porque el uso de tecnologías viene a reforzar la afectividad en las personas mayores, y parece ser que con las personas que las utilizan y les sacan buen provecho, el tema de la soledad y la salud mental, dentro de todo, se mantuvo un poco más estable. No era tan trágico como lo imaginamos, dentro de todo lo sucedido, claro está”.
Brecha
En cuanto a la brecha socioeconómica, indica el investigador que “es importante, porque hay gente pobre que no tiene el aparato, que no tiene posibilidades de acceso a internet, que no tiene al nieto, al hijo o a la hija que le explique cómo funciona el dispositivo… Pero ahí lo que funcionó —y es algo que creo que en Chile está instalado— fue la solidaridad entre vecinos. Nuestra experiencia más clara es la olla común, que es un vecindario que se organiza y cuida. En Chile no conozco mucho las experiencias, pero en Europa, particularmente conozco Barcelona, en los centros de atención primaria se organizan voluntarios, vecinos y vecinas, para ir a acompañar a las personas mayores, para llevarles mercadería, para ver una película o simplemente a conversar con ellos, y esto desde antes de la pandemia”.
En cuanto a los pasos del proyecto “Personas mayores, uso de tecnologías y soledad en contextos de pandemia”, expresa el doctor Rodrigo Cabrera que “a través de un diseño mixto y procurando la triangulación en todos los niveles, se utilizarán dos instrumentos de manera simultánea: la Escala de Soledad de Jong Gierveld (Rodríguez, 2021) y el instrumento Acceso y Usos de Internet (Subtel, 2015). Se buscará caracterizar la muestra de individuos respecto a su Soledad y respecto a su acceso y usos de internet y TIC, según criterios acotados como sexo, edad y nivel socioeconómico. La segunda fase, de carácter cualitativo, explorará los sentidos, significados y experiencias asociadas a aquella primera caracterización estadística a través de entrevistas en profundidad. Luego, tenemos que hacer que esos dos elementos dialoguen, las dos formas de trabajo deben encontrarse”.
En ejecución desde septiembre de 2021, la expectativa del académico es cerrar el informe final en julio, agosto y septiembre, para entregarlo a la Municipalidad de Viña del Mar en noviembre.
Resultados esperados
En cuanto a los resultados esperados, se está trabajando con dos grupos de estudiantes tesistas de pregrado, de las carreras de Trabajo Social y de Sociología, y la idea es hacer algunas publicaciones científicas. De acuerdo con lo expresado en el texto del proyecto, “se resalta la necesidad de análisis de tendencias de uso de las TIC y el impacto de ellas en la regulación de las relaciones interpersonales. Urge progresar en comprender el uso, frecuencia y sentido que las personas mayores realizan de estas tecnologías en su cotidianeidad, más aún en contexto de confinamiento social, cómo modifican su mundo cultural y relacional, y en particular conocer cómo estas tecnologías mediatizan y modifican sus relaciones interpersonales con sus entornos. Esto permitiría avanzar en proyecciones para incorporar de mejor manera a este grupo etario en relación con las TIC, considerando elementos que incidan en la elaboración de políticas públicas o en el desarrollo de software y hardware específicos que favorezcan su calidad de vida e integración social para, además, obtener guías para generar leyes y políticas públicas a nivel local y territorial”.
Asimismo, “se proyecta que a partir de las indicaciones propias de la situación de emergencia sanitaria en Chile producidas por la irrupción del SARS-CoV-2, podría evidenciarse que la utilización del uso de las Tecnologías de la Información podría relacionarse con indicadores de Soledad en Personas Mayores y es fundamental investigar las variables mencionadas”.